viernes, 24 de enero de 2014

Dioses, sin alas

                      Dioses, sin alas


-Esto es una locura, decía yo, es irracional, conectarnos con  máquinas para controlarlas como si fuésemos nosotros…Dudo mucho que sea divertido, como vosotros decís…- Miro a mi abuelo, me encanta que me cuente esa historia, la habré oído cientos de veces, habla del día en el que aceptaron la utilización de los “Yorobots”, los cuales son mundialmente conocidos y utilizados, excepto por mis abuelos... Mi abuelo siempre me dice que son máquinas del diablo, que algún día acabarán destruyendo el planeta, pero a mí me parece que exagera, son solo unas máquinas con las que te conectas y puedes hacer lo que quieras, puesto que no sufrirás daño alguno, ¿Es eso tan malo? Estoy a punto de responderme cuando entra mi abuelo después del descanso y me dice ­–Bueno Aaron, ya es tarde y debes ir a dormir, mañana te termino de contar la historia de cómo se legalizó el uso del “Yorobot” . Hasta mañana- Me despido de él dándole un fuerte beso en la mejilla y voy corriendo hasta mi abuela y repito mi anterior acto, ella se despide de mi con un fuerte abrazo y me pregunta que qué quiero por mi cumple, como ya voy a cumplir 10 años, ya se me permite tener mi propio “Yorobot”, así que la contesto.-Quiero un “Yorobot” de esos tan guays de la tele, los que puedes elegir su cara y ponerle tatuajes y quiero que tenga las zapatillas para hacer saltos gigantes y también que no pese mucho para correr muy rápido, y que sea muy, muy, muy alto, y que venga con el móvil incorporado para hablar con mis amigos-. Mi abuela me sonríe, sabe perfectamente como lo quiero, porque lo llevo pregonando desde que cumplí los 9. Veo que saca de su cajón de la mesilla de noche un “Finepad”, que es una lámina, prácticamente trasparente, con la que te puedes conectar a internet, ver videos y en general hacer lo que quieras, mis abuelos dicen que son como los ordenadores y tablets que utilizaban de pequeños pero más prácticos y resistentes. Mi abuela enciende su “Finepad" y aparece una holografía en 3D del “Yorobot” que quiero, me pregunta que si es ese y yo asiento con la cabeza y la doy un emotivo abrazo agradeciéndoselo. Ella apaga el “Finepad” y se recuesta en la cama, salgo de la habitación y apago la luz. Estoy ansioso por que llegue el día de mañana así que subo a mi habitación y rápidamente me duermo.
                              12 años en el futuro…
Me lanzo desde un edificio de 16 plantas al suelo para probar mi nuevo “Yorobot”, que aguanta caídas estratosféricas. Estoy jugando a huir de mis amigos por la ciudad, vamos pegando saltos y haciendo lo que queremos, somos imparables, y eso es muy divertido. De repente me veo obligado a parar en seco, estoy cerca de los “Antirobots”, así es como denominamos despectivamente a las personas que no quieren y no utilizan los “Yorobots”, viven como se vivía antiguamente, como vivían mis abuelos de pequeños, y los que estamos en un “Yorobot” tenemos prohibido la entrada a su parte de la ciudad, mucho más limpia, más verde y muchísimo menos rota que la nuestra, en la que las caídas con “Yorobots” se han puesto de moda y crean grandes socavones con la fuertes embestida que hacemos contra el suelo. Es un poco triste, pero divertido.
Veo que una señora, muy grande como de 50 años y negra de piel se acerca a la valla que separa las dos partes, nos mira a los ojos y nos dice en tono de reprimenda.-En ese “mundo” en el que vivís os estáis empezando a volver muy infantiles, todo el día jugando y pegando saltos por las calles. Al final tendréis un problema de los gordos y todos querréis haberos educado como nosotros, en vez de haber estado jugando a ser dioses con vuestras “maquinitas”. Acabareis sufriendo las consecuencias, os lo advierto-. Tras su discurso, se da la vuelta y nada más desaparece de nuestra vista mi amigo me da un golpe en la espalda y me dice.-Pillado-.Nada más oír esto, todo mis amigos salen huyendo y yo corro a perseguirles.
Jugamos así durante horas, hasta que es muy tarde, así que volvemos a nuestras casas. Me desconecto de mi “Yorbot” y voy a mi cocina a comer algo. De camino a la cocina encuentro un espejo y me asusto, ¡No sé quién es la persona que hay reflejada! Pero me doy cuenta de que ya no estoy en la máquina y que ese es mi reflejo, el de mi persona en carne y hueso, o más bien debería decir en huesos porque solo me alimento por las noches así que estoy muy delgado, por lo que decido darme un festín esa noche. Cojo casi toda la comida que encuentro en la nevera, la cual se recupera nada más sacarla, de forma que siempre tenga comida en la nevera y me voy al salón a darme el festín viendo la tele. Busco el mando y lo veo en una de las estanterías del salón, junto a las fotos de mis difuntos padres y abuelos, los cuales tienen una vela encendida entre cada foto. Lo cojo y enciendo la tele, como me da pereza cambiar de canal me tiro al sofá y empiezo a cenar mientras veo la tele. Están poniendo las noticias y hay una imagen de unos cuerpos estrellados contra el suelo rodeados de escombros, pienso que son “Yorobots” estropeados, pero en ese momento la presentadora de las noticias empieza a hablar y dice.-Esta es la imagen del terrible accidente que ha tenido lugar esta misma tarde hace escasas horas en nuestra ciudad. Un grupo de hombres, metidos en sus “Yorobots” han chocado contra un piso de este edificio y han tirado abajo la casa en la que vivía esta familia de 4 miembros causando sus muertes. Esta familia estaba en sus “Yorobots” cuando ha tenido lugar su propia muerte. Se sabe que no son los únicos “Yorobots” que se han dedicado a lanzarse contra los edificios. Esta última moda podría causar más muertes y ya hay gente que ha ido a hablar con la empresa fabricante de “Yorobot”-. Apago el televisor a toda prisa, me he quedado en estado de shock, ha muerto gente, por haber estado lanzándose contra los sitios. Me llegan a la cabeza las palabras de la señora “Antirobot” “Jugar a ser dioses…” Siento como que algo me golpea el pecho y me voy a la cama a dormir, no me puedo quitar las palabras de esa señora de la cabeza, así que decido pensar en otra cosa, en cómo ha cambiado el mundo desde la época de mis abuelos hasta el día de hoy. Ahora no hace falta trabajar, lo hacen todo las máquinas, los niños ya ni siquiera van a la escuela, con los “Yorobots junior” que han sacado ahora todo el mundo está por la calle jugando, los únicos que estudian, aparte de los “Antirobots”, son los que se encargan del mantenimiento y programación de las máquinas, pero esas personas son todos superdotados con un gran nivel de coeficiente intelectual, por lo que vivir como el resto, lanzándose desde casas e ir pegando brincos por la ciudad, no creo que les parezca exactamente intelectualmente atractivo… Miro el reloj y veo que son las 2 de la madrugada, decido dormirme sin pensar en nada.
Me despierto sobresaltado, he tenido una pesadilla, pero no me acuerdo de que sucedía en ella, solo tengo en la boca la palabra “Dios”, a la que llevo dándole vueltas desde ayer…
Salgo de la cama y voy a desayunar, cosa que no suelo hacer, pero tengo hambre. Me vuelvo a sentar en el sofá del salón y de nuevo pongo las noticias, en las cuales, estaban diciendo que los choques contra edificios han aumentado muchísimo esta noche y que los fallecidos ya se cuentan por centenas. Me asusto y decido ir a quejarme a YOROBOTS S.L. pero pienso que es peligroso salir sin mi “Yorobot” por qué puedo recibir un testarazo de cualquier otro y eso sí sería el fin, así que decido conectarme a él. Una vez dentro miro mi verdadero cuerpo, en trance, dormido, pero completamente activo realmente. Decido que dejar el cuerpo aquí no es lo más seguro y menos con las movidas que está habiendo últimamente, así que me recojo a mí mismo y pongo rumbo a mi objetivo.
Llego corriendo a YOROBOTS S.L. he visto más empotramientos de gente contra casas, hay muchísima gente quejándose, están asustados y piden seguridad. En ese momento veo que de un gran balcón que hay en las instalaciones de la empresa sale una señora muy grande, de piel oscura y con un tono de voz que me es familiar. En seguida la reconozco, es la “Antirobot”, la que nos hecho la bronca el otro día. Está hablando por un megáfono y dice que están solucionando el problema y que en poco tiempo podrán volver a estar en los “Yorobots” sin problema. Se vuelve a meter dentro del edificio y la gente parece estar más calmada, yo, sin embargo, estoy perdido, no entiendo por qué una “Antirobot” quiere solucionar un problema de los “Yorobots”, algo no encaja y en ese momento recuerdo lo que dijo ayer “Acabareis sufriendo las consecuencias, os lo advierto…”, ahora lo veo, ya se sus intenciones, está intentado destruir nuestra ciudad, usando a los “Yorobots” como armas y nadie se ha dado cuenta. En pocos segundos pienso un plan y una vez lo tengo, voy a la parte de atrás del edificio, busco un sitio escondido en el que dejar mi cuerpo y abro la puerta de emergencia tirando de ella y sin problema alguno. Mi plan es llegar hasta la sala de máquinas e intentar borrar el virus que han metido en los “Yorobots”. Voy corriendo por los pasillos, pero tardan poco en descubrirme y hacen saltar la alarma, yo sigo corriendo hacia mi objetivo, aunque no sepa dónde está. Me doy cuenta de que están bajando unas barreras metálicas que en circunstancias normales me habrían dañado fuertemente, pero con mi “Yorobot” las atravieso, sin dificultad alguna y pienso que su sistema de protección debe estar pensado para humanos, no para “Yorobots”. Tras una larga carrera llego a un descansillo que se divide en dos ascensores, uno va a dar al ala norte y otro al sur, miro el mapa del edificio y veo que la sala de control está en el ala izquierda, pero el ascensor está quieto, la alarma ha hecho que no se mueva de donde quiera que esté, por lo que me veo obligado a subir por el hueco del ascensor hasta la tercera planta en la que está la sala de máquinas. Corro por el pasillo, la última sala es mi objetivo, y justo cuando llego, choco con un “Yorobot” no sé de dónde ha salido hasta que veo dentro de la sala a la señora “Antirobot” con el casco de conexión puesto, solo puedo hacer una cosa, desconectarla, pero de repente empieza a hablarme desde su “Yorobot”.-¿Creías que sería tan fácil, correr hasta la sala y desactivar todos los “Yorobots”? Pues no chiquillo, te has equivocado-. Pienso en que ha errado con ese último comentario, nunca he querido desactivar los “Yorobots”, solo intento quitarles el virus, por lo que la digo.-¿Por qué iba yo a querer desactivar todos los “Yorobots”?, solo le voy a sacar el virus que le has metido-.

Ella se ríe, como con aire de superioridad y me contesta.-Yo no he metido ningún virus, el propio “Yorobot” te incita a lanzarte contra y desde  los edificios, de cierta forma, el propio “Yorobot” es el virus, y lo que recibe el virus son vuestros cerebros, los cuales han demostrado que no merecen existir, por dejarse llevar por el dominio de las máquinas. Deberíais darme las gracias, estoy salvando a la humanidad-. Ahora entiendo su objetivo, estaba buscando eliminar a la gente que no es capaz de controlar su tentación, pero matándolos no es manera de hacerlo, la única forma de pararlo es desactivando los “Yorobots” o, lo que es lo mismo, cortarle las alas a los dioses. Decido abalanzarme contra ella, y consigo meterme dentro de la habitación. Intento llegar al botón que pone “Desactivación” pero me agarra y tengo que forcejear para soltarme, salgo despedido contra la pared, la cual se rompe nada más tocarla, como si de una pompa se tratase. Me giro hacia mi enemiga, la cual se me lanza agresivamente para intentar tirarme por el agujero, pero yo, raudo, la esquivo y sale disparada de la habitación. Le quito el casco a la señora “Antirobot” de verdad y se queda como en estado paralítico, ya decían que quitarse el casco de golpe era peligroso… Finalmente voy hasta el botón de desactivado y me despido de mi “Yorobot” para siempre. Aprieto el botón y…

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