jueves, 20 de marzo de 2014

Capítulo 2 (Las sirvientas del Mal)

Capítulo 2: Vagabundo, 1ª parte.

El día de las notas llegó y como siempre los esfuerzos dedicados a los libros en esos tres meses, había dado sus frutos, no había suspendido ninguna al igual que su amiga Ryan, que desde aquél patoso día, los encuentros entre los dos a solas habían aumentado.


Para que las cosas volvieran a ser parecidas a como eran antes, ambos habían decidido dar un respiro al otro y actuar como amigos, un acuerdo al que ambos accedieron sin siquiera hablar. Ryan podía notar que Mario era muy reservado a lo que se refiere una relación más personal y quería ayudarle a que él diera el primer paso, Mario sin embargo buscaba la manera de poder expressar sus sentimientos hacia ella, los dos tenían ya 19 años y era hora de echarle cartas al asunto, sin más excusas y posibles reacciones de como pudiera reaccionar ella.

Ese mismo día de ir a buscar el boletín del primer trimestre, en el que los padres de Ryan la esperaban al aparcamiento, Mario la acompañaba al coche caminando por la acera, como de costumbre una vez agotado cualquier tema de colegio se imponía ese incomodo y odioso silenció, creando ese ambiente tan tenso que él precisamente intentaba evitar....por ello reuniendo todo el valor posible y ver que las navidades estaban ya a la otra esquina, comprendió que era la mejor oportunidad para sacar el tema que habían propuesto para quedar, hacia días.

-Ahh...bueno, ahora que ya hemos acabado las clases hasta Enero, te parece bien qué quedemos para hacer algo - le dijo nervioso y con las rodillas a un solo paso para que le fallaran de los temblores que le rrecorrían, imaginando a su yo interior con ojos como platos y sorprendido, <<¡¡¡¿la has invitado a salir?!!!, ¡¡¡tú!!!, dios santo...venga piensa en algo para la cita....deprisa>>.

-Claro - le dijo con una sonrisa de lado a lado, ocultando la sorpresa que le era imposible no mostrar la vocecita que siempre la aconsejaba en todo, <<¡¡¡¿Mario te ha invitado a salir por ahí?!!!, ese chico debe estar enenfermo pero bueno...¡¡¡no te me quedes escuchando a mi, dile algo más>> - ¿dónde te gustaría que fuéramos? - <<así me gusta, tu calladita, que decida él que hacer en la cita, haber si así espabila>>, le decía la Ryan revoltosa, celebrando que Mario se hubiera soltado de una vez, aunque cauta a que no decidiera echarse atrás.

- El cine, ¿te parece bien? - mientras su Don Juan le daba por buena la respuesta, se sentía bastante nervioso, pero parecía controlar la situación hasta ahora, dando gracias a que sólo faltaban unos metros para llegar al coche de los padres de ella.

-Si, me encantaría - le dijo sonriente, viendo como Mario se sonrojaba levemente siendo Ryan consciente de lo nervioso que se debía sentir, siendo para él, la primera vez que proponía algo, pues siempre había sido ella quien le proponía alguna actividad para hacer juntos, los fines de semana o por las fiestas - ¿qué día te iría bien?.

-¿El sábado? - le preguntó - así podríamos ir por la mañana y pasar todo el día juntos, - <<¿todo el día?, ¿no te estarás emocionando demasiado?>>, entendiendo que su cinciencia le advertia, porqué sabía que apenas podía conseguir hablar de algo con ella cinco minutos sin haber un enorme vacío de silencio en el medio, como para pasar directamente a estar todo un día en modo cita.

-Perfecto, ¿quieres que te acompañemos a casa? - le preguntó, preocupada por el tiempo que se avecinaba y admitiendo también porque deseaba pasar unos minutos más con él, pues sentía que esta conversación los había acercado un poco más, lo que lo consideraba una buena señal y el inicio de una día esplendido.

-No gracias, tu vives a la dirección contraria y ya sabes que me gusta caminar, así me da por pensar en mis cosas, pero si quieres nos llamamos entre tanto hasta que llegue el sábado - le contestó sonriente, intentando ser lo más agradable posible con ella.

-Esta bien - le dijo con tono amable, aunque la respuesta la había decepcionado, se imaginaba que le dijera eso, ya se lo había dicho otra veces pero nunca había accedido, exceptuando los días en que sus padres iban a comer en su casa y así pasaban todo el día juntos, aunque debía admitir que tantas veces escuchar su respuesta, tenía mucha curiosidad en que debía estar pensando siempre de camino a casa, que siempre necesitaba andar solo, aunque así como lo conocía, estaba claro el tema en que pensaría hacia su casa hoy, seguro que estaría comiéndose la cabeza en que hacer durante la cita del sábado y aunque falta toda la semana aún, sabía que Mario era de los que le gustaba tener previsto cada segundo de las cosas.

Al ver marchar a su compañera se dispuso a observar las nubes de su cabeza, pues no tenían la pinta de dar muy buen tiempo, al haber la amenaza de lluvia próxima decidió ir lo más deprisa que le dieran sus piernas hacia su casa, antes de quedar empapado, una absurda carrera que se hubiera podido ahorrar si hubiera aceptado la propuesta de Ryan, sino hubiera interferido su absurda timidez de molestar a los padres de ella.

A medio camino de casa y con los truenos ya dando la bienvenida a lo que iba a convertirse en una tormenta, un hombre con aspecto descuidado, ropa sucia y en gran parte descosida y andrajosa, se cubría la cabeza con la capucha de igual aspecto que su ropa, viendo a simple vista que todo su vestuario ya había sufrido mas de dos chaparrones como el que se avecinaba.

El desconocido se puso delante de él, mirándolo con una frialdad que había puesto en alerta todos sus sentidos, un escalofrío recorrió su espalda mientras un sentimiento de lastima y precaución conquistaba el corazón de Mario. La mirada de ese desconocido parecía ser capaz de atravesarlo, como si fuera capaz de ver en su interior algo que el propio Mario desconocía.

En el instante en que Mario decidió por optar lo que le decía su vocecita de que echara a correr y pasar de ese hombre con esa barba sospechosamente bien arreglada, unas manos con gruesos dedos y a la vista ásperas, con las uñas sucias, algo normal en el estado de ese hombre, se extendieron delante de él.

Todo parecía indicar a que era un simple vagabundo normal y corriente, pero la discusión que llevaba mentalmente con su conciencia y su sentido de la intuición, apuntaba a que había algo extraño, algo que no era capaz de ver con sus ojos, como un engaño a sus sentidos, el simple echo de mirar su rostro, le provocaba aquella sensación tan desagradable.


-No te asustes chico, sólo quería pedirte, si serías tan amable de darme algo para comer, ¿podrías darme algo para poder comer?...te estaría muy agradecido - su tono pareciá de un hombre muy amable, lo que sorprendió completamente a Mario, ¿se había dejado llevar por las apariencias del señor?, o verdaderamente había gato encerrado detrás de ese hombre.

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